Fuente: IBPA Bulletin Enero 2010
No es el manejo de las manos difíciles lo que hace ganador a un jugador. No hay suficientes de ellas. Es la capacidad de evitar estropear las fáciles. -S. J. Simon
Oeste salio con el J.
Cuando el muerto se tendió, el declarante vio que había una probable perdedora por palo pero, mientras que el triunfo no estuviera 4-0, había una linea casi segura para hacer diez bazas. Tomó la primera baza con el K, manteniendo el as como una entrada al palo de corazón.
En la baza dos, jugo el rey de triunfo y después cambio su atención al palo de corazon, jugo el as y siguió con el 9. Después de ganar la baza con el K, Oeste continuó con el 10.
El Declarante gano con el as de diamante del muerto y jugo el J. Este puso la Q y el declarante evito la trampa principal de la mano y descartó su diamante perdedor. (Si hubiera fallado, Oeste podría haber sobre-fallado, cruzar a la Q de Este y una cuarta ronda de corazon, hubiera permitido a Oeste hacer una segunda baza de triunfo.)
Todo lo que la defensa pudo hacer fue una baza más con el dama-jack de triunfos de Oeste; el establecido 10 se hizo cargo de la perdedora de trebol del declarante.
[box type=»tick»] La clave de esta mano fue que el declarante se diera cuenta que debía hacer uso del palo de corazon del muerto y que para poder hacerlo, debía usar correctamente las entradas (ases) al muerto.[/box]