Simplemente no hay aspecto del juego que «el miedo» no pueda afectar.
Las expresiones más comunes de «miedo» se refieren al riesgo al fracaso – por lo general en relación con la decisión de sobre-declarar. El estándar de riesgo / recompensa es desconocido para la mayoría de los participantes de este deporte, demostrando que se puede tener una buena educación, y ser un exitoso miembro de la comunidad de jugadores y aún así no comprender la naturaleza del juego.
Lo comparo con el swing del bate en el béisbol, o un tiro de basketball o tal vez un tiro de golf, casi imposibles. Todas estas acciones requieren un esfuerzo que conlleva un riesgo – pero no hacer el esfuerzo es fracasar.
Cada mano de bridge presenta problemas; a menudo las manos estan llenas de peligros. Los jugadores noveles actuan con un abandono imprudente, no se dan cuenta de los peligros que acechan más allá del horizonte. Su falta de experiencia, hasta cierto punto, les proporciona la comodidad de la ignorancia, simplemente no reconocen la amenaza. A medida que mejoran su conocimiento del juego les brinda la capacidad de apreciar la posibilidad de la pérdida en determinadas situaciones. Cuando esta sabiduría, está bien aplicada, proporciona una plataforma para sopesar exitosamente el riesgo frente a la recompensa.
El tema recurrente de la posibilidad de fallar, a menudo nubla el proceso de la toma de decisiones, de esta manera el estado de «miedo» se convierte en un obstáculo para el razonamiento verdaderamente constructivo. Aunque no todos los miedos son irracionales, las acciones generadas por ellos son absolutamente sospechosas – incluso aunque tengan éxito. La experiencia resultante de una mano gobernada por esta emoción rara vez agrega datos claros y fuertes e impide la verdadera lección de la mano. Expresado simplemente: el «miedo» inhibe el crecimiento.
La expresión de la preocupación de que el compañero no entienda una voz o señal es una excusa frecuentemente utilizada por el atleta temeroso, y una que personalmente me resulta antipatica. Usar esa preocupación como motivación es similar a expresar dudas sobre la calidad de la otra mitad de la pareja. Es difícil lograr resultados consistentes sin experimentar de vez en cuando. Mientras que un número razonable de estos esfuerzos pueden funcionar mal, muchos más tienen éxito. Por lo menos, proporcionan una excelente oportunidad para debatir y mejorar tanto el juego, como los métodos.
El fracaso de no tomar una acción específica por el temor a la perdida de imagen, es un signo de inseguridad. A los verdaderos competidores no les importa la forma en que se vean, y estan preparados para la pérdida. Este estado de ánimo es muy saludable, y le permite al jugador muchas más posibilidades de aprender de la experiencia, ya sea buena o mala. La clave es tomar las acciones que se desea, reconociendo que algunas voces, jugadas o el silencio no van a puntuar bien, pero firmes en la creencia de que se va a tomar la decisión correcta la próxima vez que este tipo de problema se presente.