Un Carta Falsa Necesaria por Oswald Jacoby

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Reading Eagle – 9 Sep 1936 por David Burnstine, Merwin D. Maier, Oswald Jacoby, Howard Schenken.

Jugar cartas falsas es una parte delicada del juego defensivo, pero no debería ser usada por el principiante, ya que él tendrá una tendencia a exagerar y, más a menudo que no, tendrá mas éxito en engañar a su pareja que al declarante. Contra jugadores expertos, lo mejor es variar esta fase del juego defensivo, a veces jugando cartas falsas y, a veces haciendo la jugada natural, ya que la consistencia aquí no es deseable.

En la mano de hoy, sin embargo, Este se encontró en una situación en la que la jugada de una carta falsa por él, debería haber sido considerada obligatoria, y el no hacerla le costó un pequeño slam.

Oeste: Dador; Nadie vulnerable

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En cuanto a la subasta, mientras que seis diamantes es un contrato razonable, 6NT sin duda ofrece una mayor posibilidad de éxito. Pero Sur, con una distribución desequilibrada, se decidió por el primero.

El único problema del declarante era, por supuesto, mantener sus perdedoras de triunfo a una, y con eso en mente él tomó la salida de corazón y, siguió con la finesse dejando correr el nueve de diamantes, perdiendo contra el rey de Oeste. El muerto capturó la siguiente baza y jugó el ocho de diamantes, y aquí Este cometió el error fatal de jugar bajo.

Ahora el declarante hizo un balance. Todavía quedaban dos diamantes afuera la Q y el diez. Obviamente Este tenia el diez, ya que de lo contrario Oeste hubiera ganado la primera baza con esa carta. Ahora bien, si Este también tenia la Q, no tenía sentido hacer la finesse, ya que Este aun tendría ambas cartas (y ganaría siempre una baza = multa). Por supuesto que todavía podía hacer la mano por medio de un coup de triunfo, pero este tipo de golpes son siempre inciertos.

En consecuencia, el declarante directamente puso el as de diamantes, viendo caer la dama y cumpliendo su contrato. Si en la segunda vuelta de triunfo, Este hubiera jugado la carta falsa del diez, una carta que se sabia que tenia, el declarante quizás hubiera jugado igual el as. Pero el mejor porcentaje hubiera sido hacer una segunda finesse, y, sin duda, él la hubiera hecho y perdido el contrato.