Dummy Reversal by por G.C.H. Fox
Fallar en la mano cerrada a menudo es el sello distintivo de un jugador mediocre. Hay una fascinación pintoresca para cruzar al muerto, incluso a expensas de valiosas cartas de entrada, con el fin de «fallar en.» Este hábito mal concebido usualmente resulta en la pérdida del control del triunfo. Hay, sin embargo, ocasiones en las que fallar en la mano cerrada puede ser una táctica correcta. Ellas son:
1. Cuando usted está fallando un palo largo del muerto con el fin de establecer una o más cartas bajas en el mismo. Esto requiere un palo fuerte en la mano del declarante.
2. En situaciones desesperadas donde sus triunfos son muy pobres. Aquí el objetivo es hacer los triunfos fallando ya que usted es muy poco probable que los haga de otra manera.
3. El Muerto Invertido. Este es uno de los términos de bridge que están inclinados a asustar al jugador promedio, pero en realidad, es bastante simple.
El principio detrás de la inversión del muerto es que los triunfos tanto de la mano como los de la mesa son fuertes. Esto significa que puede adaptarse a sacar triunfos con los del muerto o los suyos propios. Aquí hay un ejemplo: Nadie Vulnerable, Dador Sur
Oeste sale con el 8. Hay diez bazas de arriba y podría parecer que la mejor oportunidad sería sacar triunfos y hacer la finesse de espadas dos veces. Después de todo, el porcentaje a favor de los honores divididos es bastante bueno. Sin embargo, hay una manera más segura. Considere los triunfos en cada mano. Ellos son lo suficientemente fuertes como para que se pueda destriunfar desde cualquier lado. Por lo tanto, mire a su mano como si fuera el muerto y centre su atención en su corazón singleton. Suponiendo que se hace la primera baza con el A, juegue otro corazón y falle. Siga cobrando dos triunfos altos y vaya al muerto con el 10 para jugar otro corazón que usted nuevamente falla. Como aun hay un triunfo afuera y usted no tiene ninguno, cruce al muerto con el K y juegue la Q, descartando una espada baja. Otra espada puede ser descartada en el J, después de lo cual se hacen dos bazas más en diamantes. Usted por lo tanto hace un corazón, dos fallos, cuatro triunfos, una espada y cuatro diamantes para un total de 12 bazas. Si la subasta hubiera sido diferente, convirtiendo a Norte en el declarante no hay duda de que el slam se hubiera cumplido. La necesidad de fallar dos corazones hubiera sido evidente.
El siguiente ejemplo es menos evidente ya que los triunfos no se dividen en partes iguales entre las dos manos. Este y Oeste vulnerables. Dador Sur.
La salida es a corazon, contra un contrato de cuatro espadas de Sur. El declarante podía ver nueve bazas seguras y decidió que el destino de la mano dependía de los diamantes. Sacó dos vueltas de triunfo y luego jugó los diamantes esperando ya sea que el palo estuviera 3-3, en cuyo caso podía sacar el triunfo restante y cobrar el décimo-tercer diamante. La alternativa era que el jugador que estuviera corto en ese palo no poseyera el ultimo triunfo. En este caso la perdedora podía ser fallada en el muerto.
Por desgracia, la distribución no era como él había esperado y el contrato se fue una abajo. Un plan mejor habría sido invertir el muerto. La tenencia combinada de triunfo es de ocho cartas incluyendo todos los honores. El muerto tiene tres triunfos top y siempre que los triunfos estén 3-2, estos pueden ser utilizados para destriunfar. En la baza dos se falla un corazon bajo con el J y se vuelve con una espada al 9. Un segundo corazon es fallado alto y se vuelve al muerto con un triunfo. Un tercer corazon es fallado con el ultimo triunfo de Sur. Sigue un diamante al rey y se saca el último triunfo con el as, Sur descarta un trebol. El AQ le da al declarante sus diez bazas. Si las espadas adversas están 2-2 el contrato es seguro. Si están 4-1 todavía se puede cumplir si se puede dar tres rondas de diamante. La mano siguiente es de un torneo de parejas, duplicado, e ilustra una combinación de descartar un palo con una inversión del muerto:
El contrato final era de seis espadas y Oeste salió con la Q. Una línea de juego sería la de fallar dos corazones en la mesa, sacar los triunfos y confiar que los diamantes estén divididos parejo. Esto no es un plan de oro ya que los diamantes adversos son más propensos a estar 4-2 y no 3-3, mientras que las cuatro espadas probablemente están 3-1. Esto permite considerar al muerto como la mano maestra desde el punto de vista de destriunfar, mientras que los triunfos del declarante se utilizan para fallar y establecer los tréboles.
En la segunda baza se juega el A seguido de un trebol bajo que es fallado. Se entra al muerto con un triunfo y se falla otro trebol, Oeste descarta un corazon. Un triunfo a la mesa permite que Sur establezca los treboles restantes mediante el uso de su último triunfo. Un pequeño diamante al rey permite sacar la última espada de Este, después de lo cual se cobran los dos tréboles firmes. La única perdedora es un diamante, el no reconocer la posibilidad de convertir al muerto en la mano maestra resultó en la derrota de un Grand Slam en un torneo muy importante. Todos Vulnerables. Dador Sur
Oeste salió con la J contra el contrato de siete espadas de Sur. El declarante descartó cualquier idea de apostar todo a la finesse de trebol pero se concentró en afirmar su propia mano en lugar de la del muerto. Ganó con el as y empezó a destriunfar con el KQ. Cuando Oeste descartó, él continuó con los corazones, descartando un trebol del muerto. Luego jugó el as y un trebol bajo con la esperanza de fallar la dama. Como se ve Este sobre-falló. La mejor oportunidad es ganar la primera baza con la Q, cobrar dos diamantes altos y fallar el tercero con un triunfo bajo. Es poco probable que los diamantes esten peor que 4-3. Se entra al muerto con el A y se juega el cuarto diamante. Cuando Este descarta, Sur puede permitirse el lujo de fallar bajo y luego cobrar el AJ. Sigue un trebol bajo al as y el KQ elimina los triunfos restantes. Las dos últimas bazas se toman con el K y el K. En el caso de que Este siga el cuarto diamante, Sur tendría que fallar alto. Con la distribución de espada existente el contrato es derrotado. A pesar de eso, es la mejor oportunidad, ya que sólo se requiere una división normal de los triunfos (3-2).
El último ejemplo ha recibido bastante publicidad ya que se produjo en el Campeonato Mundial entre U.S.A e Italia en 1951:
El contrato final en una de las salas fu de siete diamantes. La salida fue el K. Con sólo 12 bazas seguras la mejor línea de juego es fallar tres tréboles en la mano cerrada, esperando que el KQJ del muerto pueda sacar los triunfos adversos. Después de haber tomado la primera baza con el A y fallado un trebol bajo, se entra al muerto con la J y se da una segunda ronda de triunfos con la Q. Cuando todos siguen el palo, se falla otro trebol. Una espada al valet, permite fallar el J con el A. Un corazon pone al muerto en juego para eliminar el último triunfo en el que se descarta la Q y las espadas de Sur hacen el resto de las bazas. Se observará que el declarante dio dos vueltas de triunfo. A condición que ambos oponentes sigan dos veces el palo, hay el número necesario de entradas en la mesa para obtener tres fallos de trebol y aún así estar en condiciones de sacar triunfos desde el muerto. Sin embargo, si un oponente no sigue el palo en el segundo diamante, por lo que la distribución es 4-1, el plan del muerto invertido tendría que ser abandonado ya que los tres triunfos del muerto serían insuficientes. En este caso hay una segunda oportunidad porque es posible apretar a Oeste. La mecánica del juego del squeeze están afuera del alcance de este artículo, pero en beneficio de aquellos lectores que deseen ver cómo funcionaria este squeeze, supongamos que la mano es ligeramente alterada, transfiriendo un diamante de Este a Oeste:
La salida es el K tomado con el as y se falla un trebol. Las siguientes dos bazas se toman con la QJ, Este descarta un trebol. Ahora está claro que se deben dar cuatro vueltas de triunfo para agotar a Oeste. Hay dos cartas muy importantes que faltan en Norte-Sur. Una es la Q y la otro el K. Por la salida Oeste está marcado con la primera y si también tiene la segunda, será incapaz de mantenerlas protegidas cuando Sur corra sus ganadoras. Sur saca todos los triunfos y sigue con cuatro rondas de espadas. La posición será:
Cuando finalmente Sur juega su 6, Oeste esta en una posición imposible. Él no puede jugar la Q ya que afirma el J del muerto. Tampoco se puede ir de su pequeño corazon que está custodiando preciosamente su rey. Como tiene ambas cartas cartas, esta apretado y debe descartar alguna.
Al considerar el principio del muerto invertido, la oportunidad se presenta generalmente cuando:
1. El declarante esta corta en al menos un palo.
2 El declarante y el muerto entre ellos comparten un mínimo de ocho triunfos. Es posible con sólo siete, pero es más bien desesperado.
3. La tenencia del muerto incluye al menos dos honores.
Estas condiciones no son invariables, pero la mayoría de las manos deben cumplir la mayoría de ellas.