The Evening Independent – 5 Dic 1968
La moraleja de la mano de hoy es que uno nunca debe rendirse, incluso cuando la causa parece ser desesperada. Creo que el bridge continúa apoderándose de la imaginación y mantiene el interés de sus adherentes a través de los años debido a la variedad interminable de situaciones que surgen. Las malas distribuciones son una parte del juego y la capacidad de superarlas es la marca del buen jugador.
LA SUBASTA: La apertura de Sur de un corazón no merece ningún comentario, pero Norte está dividido entre responder 1NT o subir a dos corazones. La distribución chata (4-3-3-3) no ofrece ninguna posibilidad de fallar las perdedoras en palos laterales y por esa razón Norte está tentado en decir 1NT. Por otra parte, toda la fuerza en cartas altas está en corazon y las cartas de Norte no proporcionan virtualmente ninguna cobertura para cualquier otro palo. El apoyo simple es, por lo tanto, el menor de dos males.
EL CARTEO: Oeste sale con el rey de diamante, jack y dama, Sur falla la tercer vuelta del palo.
El declarante ve que tendrá que evitar la pérdida de una baza de triunfo si quiere tener éxito y cumplir su contrato. Ya ha perdido dos bazas de diamante y también debe perder un trebol. Las probabilidades favorecen una finesse a través de Oeste en lugar de jugar a que la dama de corazones caiga. Sur, por lo tanto, juega un corazón pequeño y hace la finesse con el nueve cuando Oeste sigue con una carta baja.
La felicidad de Sur por el éxito de la finesse fue de corta duración, cuando Este no pudo seguir a la segunda ronda de triunfos. Nuestro declarante era un luchador, y decidió cobrar sus cartas altas en palos laterales y para ver qué pasaba.
Después de ganar baza con el as, el rey y la dama de espada y el as y el rey de trebol quedaron las siguientes cartas:
A 10 9 |
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Q 5 A |
J Q J |
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J 10 4 |
Cuando Sur sabiamente salió jugando su pequeño trebol, Oeste se enfrentó a una elección de Hobson y no pudo hacer nada para evitar que el declarante hiciera su contrato. Él finalmente eligió dejar ir su as de diamante y Este ganó con el valet de trebol. Independientemente de la cartas que Este volviera, el triunfo de Oeste estaba seguro de desaparecer en una jugada de sofocación.