Ellensburg Daily Record – 26 Dic 1956
Después de cuatro manos con el Sr. Dale como su pareja, el Sr. Abel parecía completamente relajado, alerta y listo para desplegar su mejor juego. Sus errores no habían sido criticados. Su pareja había asumido la culpa de los malos resultados e incluso lo había felicitado en varias ocasiones.
Dador Oeste, E / O vulnerable
El señor Abel ardía con el deseo de justificar la confianza depositada en él por su pareja. Contra los 3NT del Sr. Champion, el Sr. Dale salió del cinco de corazon.
El señor Champion jugó la dama del muerto y para su disgusto encontró al señor Abel con el rey. Bueno, ahora no había nada más que dejar que el rey ganara la baza. La vuelta fue el diez de corazon y nuevamente el señor Champion aflojó. Se vio obligado a ganar el tercer corazón con el as.
Juega Trébol
Ahora jugo el rey de trebol, seguido del valet de trebol y lo dejó correr. No se atrevió a hacer la finesse de trebol hacia el señor Dale, ya que suponía correctamente, que tenía dos buenos corazones en la mano. El Sr. Abel ganó la segunda baza de trebol con la dama y comenzó a pensar. Deseaba tener otro corazón para darle la mano a su compañero, estudió cada palo del muerto buscando un agujero en la armadura del enemigo. Finalmente, se le hizo una gran luz y jugó una carta que literalmente sacó a Mr. Champion de su silla con un rugido de rabia.
El señor Champion intuyó que el señor Abel había jugado la única carta que posiblemente podría derrotarlo. Cara arriba sobre la mesa estaba la dama de espada. Tengan en cuenta que la jugada de una pequeña espada no hubiera hecho el trabajo, ya que hubiera matado la única entrada del Sr. Dale.
Trata de mantener la Mano
El Sr. Champion tenía que mantener al Sr. Dale sin tomar la mano. No le quedaba más remedio que esperar que el viejo hubiera empezado con un doubleton. Por lo tanto, dejó que la dama del señor Abel hiciera la baza. Pero vino otra espada y el as del muerto ganó esa baza. Intentando su última oportunidad, el Sr. Champion volvió a su propia mano con el diez de trebol e hizo la finesse con la dama de diamantes. El señor Abel ganó con su rey y le dio la mano a su compañero con otra espada. El señor Dale tomo la mano y pudo hacer sus dos bazas de corazón. Abajo cuatro.
-Eso, compañero -dijo el señor Dale-, no fue sólo una buena jugada, fue magnífica.