Kingman Daily Miner – 19 Jun 1980
Norte dador. Norte-Sur vulnerable.
Salida — K
Si un contrato se puede hacer solamente cuando las cartas de los defensores se dividen de una cierta manera, el declarante debe jugar a que esa es la distribución. Él establece sus planes en consecuencia, y rechaza otras distribuciones de su mente. Este es un caso típico.
Oeste sale con el K, que el A del muerto cubre. La situación está lejos de ser prometedora, ya que teóricamente es posible perder tres corazones, un trebol y un diamante. Sin embargo, hay una buena probabilidad de que Oeste, que sobre-declaró, tenga el rey de diamantes, en cuyo caso una perdedora desaparecer.
Además, el cuarto diamante del muerto ofrece la posibilidad de ahorrarnos una baza. Pero esta última posibilidad es algo complicada por la forma en que están los diamantes. Por lo tanto, supongamos que el declarante saca los triunfos inmediatamente y juega la dama de diamante.
Si Oeste juega al rey en esta baza o en la siguiente, Sur encuentra imposible utilizar el cuarto diamante del muerto y se va una abajo. Esta complicación amenazante debe hacer que Sur comience un tren de pensamientos que le llevará a la solución adecuada. Debe cobrar el Q-J de triunfos y luego jugar la dama de diamantes, dejando un triunfo afuera.
No importa si Oeste cubre o no; en cualquiera de los casos, Sur cobra tres diamantes consecutivos. Como estan las cartas, Oeste no tiene el triunfo faltante para fallar el tercer diamante y Sur hace el contrato, ya que ahora puede entrar en el muerto con un triunfo y descartar una perdedora en el nueve de diamante.
Es cierto que el declarante corre el riesgo de que el segundo o tercer diamante sea fallado, pero, como hacer el contrato es su principal consideración, juega la mano sobre la base de que la distribución ganadora es la que existe realmente.