06:01 5 Marzo 2014 por GS Jade Barrett, corresponsal CsbNews
«¿Por qué me convertí en Jackie Chan? Sobre todo porque trabajo muy duro. Cuando la gente estaba durmiendo, yo estaba entrenando» – Jackie Chan
Nunca hay suficientes horas en el día para el devoto (tal vez algunos podrían usar el término «compulsivo»). No es raro para esos atletas que se sientan culpables cada vez que sucumben a un período de descanso. Simplemente lo sienten como un lujo.
Los Profesionales parecen venir en dos grupos: para los que es un pasatiempo; para los que es una vocación.
Estoy firmemente instalado en el segundo grupo.
No jugar es negar gran parte de lo que soy: De hecho, me siento mal cuando me tomo un día libre. Mi difunta hermana, Connie, a menudo discutia las semejanzas entre su necesidad de practicar su violoncelo, con mi necesidad de trabajar en mi juego: «No me gusta prácticar…es que debo hacerlo».
Para que me entiendan: me gusta sentir la realización de un trabajo bien hecho, y sufro cuando mi desempeño no alcanza todo mi nivel. La parte extraña es que un mal desempeño me motiva a volver a la mesa para demostrar mi nivel una vez más.
Aunque estoy convencido que albergar la creencia que cualquier persona puede jugar al bridge de forma perfecta es un camino seguro a la locura – y estoy seguro que más de uno de mis compañeros competidores creen que ya he alcanzado ese estado – el esfuerzo de jugar asi de bien sigue siendo mi objetivo. Siempre hay otra tarea que cumplir, otra oportunidad realmente única para experimentar.
Hace algunos años estaba compitiendo contra Toshi (lamentablemente he olvidado el apellido del caballero) en un torneo en Houston, Texas. Él había estado considerando sus opciones durante casi cinco minutos, cuando le sugerí que parecía tener un problema.
«Sí, lo tengo», contestó. «En todas las manos. Es por eso que sigo regresando».
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