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El Campeonato del Mundo en las Bermudas, hace dos semanas fue mi segundo. Había jugado en Río de Janeiro en 1969, cuando terminamos tercero, fue la primera vez en la historia de los EE.UU. que no terminó primero o segundo. Esa es la historia de mi vida.
Pero después de seis días de eliminatorias en las Bermudas, estábamos cerca de la victoria. Habíamos logrado derrotar a los franceses en las semifinales y en la final habíamos logrado una sorprendente ventaja en el medio tiempo de 73 IMPs contra los campeones perennes, los italianos. Esto es como liderar a los Pittsburgh Steelers 21-0. Con sólo 48 manos por jugar, en segmentos de 16 manos cada uno, los espíritus estaban para arriba. Teníamos un buen equipo, y a pesar que los italianos eran capaces de jugar un magnífico bridge, iba a ser muy difícil para nosotros perder esta posibilidad, salvo que nos volviéramos totalmente locos. ¿Podía ser? ¿Estaba yo en condiciones realmente de ser campeón del mundo?
Yo he estado jugando al bridge regularmente desde que aprendí el juego con el mejor amigo de mi padre a los 12 años, hace 30 años. Pocas veces pasa un día en el que yo no enseñe ya sea una clase bridge, escriba una columna de bridge o un artículo de bridge, lea sobre el juego, piense en el juego, sueñe con el juego, subaste manos con mi pareja, reparta manos, o simplemente juegue. Iba yo, el jugador de cartas, bueno para nada, hacer orgulloso a mis parientes preocupados? Así que jugamos otras 16 manos y perdimos 27 de nuestra preciosa ventaja de 73-IMPs, pero nos fuimos a la cama con 46 IMPs escondidos bajo la almohada. Eso es mucho. Luego de 16 tablillas más la siguiente por la tarde, otros y 22 IMPs más desaparecieron, dejándonos solo a 24 IMPs de ventaja con 16 manos por jugar. Los italianos habían comenzado a jugar muy bien, mejor que en cualquier otro momento durante el torneo. La suerte, que hasta el momento había sido nuestra, había cambiado de bando. Nadie en nuestro equipo podía hacer nada bien.
Cuando me senté para las últimas 16 tablillas empecé a reflexionar sobre mis errores anteriores en el match. Yo había logrado irme abajo en 4 espadas vulnerables que debería haber hecho. Eso nos sopló 17 IMPs. En otra mano pensé que mi compañero, Billy Eisenberg, había apoyado mi apertura de un trebol con dos tréboles, después de una sobre-declaración adversa de un diamante, hábilmente yo había saltado a cinco tréboles para impedir alguna declaración de espadas de los oponentes.
Me doblaron y me fui tres abajo cuando resultó que el adversario de mi derecha oponente y no Billy era el que había dicho dos tréboles. No sólo eso, sino que Billy era el que tenía seis espadas, por lo que ellos no tenían game. Nuestra otra pareja, mientras tanto, con las cartas de los adversarios, terminaron jugando 3NT, tres abajo. Y finalmente estaba mi brillante salida debajo del as-rey de corazones a la dama de Billy para obtener un fallo a trebol. Sólo que Billy no tenía la dama, él sólo tenía el nueve. Los improperios resonaron en la sala.
Nuestros oponentes para las últimas 16 tablillas en el vu-graph (donde todo el mundo puede ser testigo de las atrocidades que uno comete) eran esos gigantes del juego, Benito Garozzo y Giorgio Belladonna. Esta fue probablemente la primera vez que ellos estaban tantos IMPs abajo faltando las últimas tablillas y no les divertía la situación. A pesar de que Billy y yo (especialmente Billy) ahora estábamos bastante bien, sentíamos como que la ventaja la tenían ellos sobre nosotros, pero no valía 24 IMP. Y entonces sucedió: Tablilla 92, una mano que parecía que iba a cambiar mi vida.
Después del paso de Billy en Este, Belladonna abrió de dos tréboles, que en el sistema de super-precisión de los italianos mostraba un palo largo de trebol, menos de 17 puntos en cartas altas y, posiblemente, un palo lateral de cuatro cartas. Garozzo respondió dos diamantes, un relé, pidiendo más información, y Belladonna debidamente dijo dos espadas para mostrar su palo de cuatro cartas. Garozzo ahora intentó una oferta natural de tres corazones y Belladonna se retiró a tres sin triunfo.
Garozzo distaba mucho de haber finalizado; de hecho, él estaba recién empezando. Mostró su apoyo a trebol haciendo una oferta de cuatro tréboles y Belladonna hizo un cuebid de cuatro diamantes,mostrando control de diamantes, ya sea de primera o de segunda.
Garozzo hizo una oferta waiting de 4NT (la Blackwood es para los campesinos) y Belladonna confirmó el control de diamantes de primera ronda con cinco diamantes.
Garozzo hizo un nuevo cuebid de cinco corazones. Billy, que había visto algunas de mis salidas, dobló para ayudarme, y Belladonna aprovechó la oportunidad para mostrar el control del corazón de primera ronda redoblando. Las 5 espadas de Garozzo, una oferta cuyo significado no fue 100% clara para mí, y Belladonna dijo 5NT, otro misterio. Sea lo que quisiera significar, Garozzo saltó a siete tréboles y todo el mundo pasó agotado.
Siete tréboles! Apenas podía creer lo que oía. Aquí estaba yo, defendiendo un grand slam vulnerable con el rey-10 del triunfo escondido de forma segura atrás del que era el declarante original del palo de trebol. Dios no es italiano después de todo. Estaba seguro que se iban a ir una abajo. Iba a ser un campeón del mundo. Qué día. Casi no podía esperar a llegar a casa para contarle a todo el mundo. Me iba a mandar la parte… lo haría …lo haría …lo haría …
Salí con un corazón y luego vi en el muerto … el doubleton as-dama de trébol! ¿Podía esto estar pasándome a mí? ¿Por qué yo? ¿Por qué no podía el as de triunfo estar donde debería haber estado? ¿Por qué no le habían dado a Billy el rey de trebol? ¿O por qué no podía haber recibido un trebol pequeño mas? Sólo uno … uno muy pequeño. ¿Porque…Porque?
Esperen. Tal vez tenía uno mas. Busqué frenéticamente entre mis espadas. Toda la escena me recordó una historia que cuento en mis clases. Una viejecita, Alice, está jugando con un profesional, Morris, y descarta en la segunda ronda de corazones, a pesar de que Morris sabe por la subasta que ella debe tener otro corazón en alguna parte.
«No tienes corazon, Alice?» él le pregunta. «No, no tengo mas corazones, Morris», responde ella. «Mira entre tus diamantes, Alice.» «Morris, no tengo el corazón con mis diamantes.» «Una vez más, por favor, Alice.» «No tengo corazones, Morris.» En la última baza Alice juega más bien tímidamente un corazón. Morris repite, «Te dije que miraras entre tus diamantes.» «Lo siento, Morris, es que estaba entre mis tréboles.»
Muy bien, Morris, voy a mirar entre mis corazones y mis diamantes, me dije a mí mismo. (Más tarde en el «banquete de la victoria», le admití a mis compañeros de equipo que había buscado desesperado en mi mano ese minúsculo trebol, admitiendo que me habría matado a mí mismo si yo en realidad tenía uno y no lo había visto. «No hubiera sido necesario que lo hicieras tu», dijo otro de los jugadores de Estados Unidos, Bob Hamman.)
Mientras tanto, después de haber mirado el muerto, Belladonna pensaba que el gran problema era suyo. Sabía que tenía que encontrar con precisión el rey doubleton de trebol o posiblemente el rey singleton, en cuyo caso un improbable coup de triunfo era por lo menos factible. Aproximadamente una posibilidad del 13%. Él podía ver el campeonato del mundo volando por la ventana. Pero yo sabía mas que él y me veía volando a casa con el trofeo de sub-campeón.
Él falló mi salida de corazón chico en su mano y jugó un trebol a la dama, sacudiendo la cabeza. Siguió cobrando el as de trebol, y cuando mi rey cayó, dos enormes suspiros llenaron la habitación. Uno de Belladonna, el otro de Billy. Los dos sabíamos que todo había terminado después de eso, y así fue.
Las últimos manos fueron relativamente chatas (sin swings), e Italia finalmente nos derrotó por 26 IMPs. Si hubieramos podido derrotar el grand slam hubiéramos ganado el match por 3 IMPs. En la habitación cerrada, nuestra pareja, Hamman y Bob Wolff, llegaron a 6NT, con declarante Norte, habían hecho siete con una salida de trebol. Es cierto que seis tréboles es el mejor contrato, pero seis sin triunfo es mucho mejor contrato que siete tréboles, sobre todo después que Norte abre de corazon, inhibiendo de este modo la salida más perjudicial.
Tan pronto como terminó la última mano, se nos dijo que Italia había ganado. La puerta de la habitación se abrió de golpe y cien mil italianos surgieron para abrazar y felicitar a los ganadores.
Billy y yo caminamos de regreso a la habitación de descanso y recuperación de nuestro equipo para comparar las puntuaciones y sufrir con Hamman-Wolff y Paul Soloway y John Swanson, nuestros otros compañeros de equipo, que debían haber visto las últimas 16 tablillas con horror. Después de la comparación hubo un largo silencio, que finalmente fue roto por Hamman. «Esto requiere de un sacrificio humano», dijo. Tiré un rey de trebol por la ventana de la terraza.
El gran Belladonna, el declarante, había fallado la salida de corazón, y jugado un triunfo, apareció el 10 y puso la dama. En ese momento, su rostro se iluminó, miró al cielo, y pidió jugar el as de triunfo, y … En el banquete de la victoria, se le preguntó, «¿Qué hubiera pasado si Oeste hubiera jugado el rey de trebol en la primera ronda de triunfos ? «Él respondió:» los estadounidenses serían hoy los campeones del mundo! «
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