03:45 24 SEP 2016 Sandusky Ohio GS Jade Barrett USA corresponsal csbnews.org
«Yo misma estoy frustrada por la situación actual del deporte. Es difícil estar trabajando por ahí todos los días, sabiendo que alguien engaña y no es atrapado» – Allyson Felix
La exposición de tres de las parejas del mas alto rango como tramposos durante el mes de septiembre 2015 fue catártico para algunos, pero muy angustiante para los demás. Muchos estadounidenses han sentido la misma sensación de dolor y la misma desilusión que el niño que dijo «Di que no es así, Joe» después que Shoeless Joe Jackson’s Chicago White Sox fuera descubierto tirando por la borda la Serie Mundial de Béisbol de 1919.
Mientras que el juego tiene sus formas éticas de engaño en la subasta y en el juego, el bridge sigue siendo una competencia firmemente arraigada en el juego limpio, donde la honestidad no es sólo un elemento esencial, simplemente se da por sentada. Casi toda la comunidad de nuestros atletas, puede engañar en sus dietas; hacer trampa en sus impuestos; o engañar a sus cónyuges; pero no engañan con las cartas. Incluso los que han sido «invitados del Estado»…»sufrí una condena por delito, pero nunca fui acusado de hacer trampa en el bridge» me dijo durante una entrevista un jugador muy conocido.
Es cierto que los tramposos han engañado a muchos jugadores, ganando matchs y títulos que podrían no haber sido suyos, si hubieran jugado dentro de las reglas de nuestro deporte. Tal vez podrían haber ganado de todos modos. Lo que es cierto es que le han perpetrado un fraude a todo el mundo del juego – y han afectado a muchas personas que no juegan en absoluto.
Hay una enorme cantidad de dinero conectado con el juego, y si bien en los torneos de la American Contract Bridge League (ACBL) no existen premios en efectivo, el número de atletas profesionales del bridge sigue en aumento. No son pocos los que ganan seis cifras anuales. Son todos aquellos que viven del juego los que sufren a manos de estos personajes nefastos.
Como Team Leader de nuestra empresa, manejo dos equipos de profesionales, que derivan sus ingresos del juego. También me siento personalmente afectado por saber que nuestros equipos pueden haber sido – y es casi seguro que fue así – perjudicados por los sospechosos y los que ya han confesado alguna forma de hacer trampa. Las inversiones realizadas por nosotros y nuestros patrocinadores fueron sin duda dañadas por estos charlatanes hayamos jugado contra ellos o no, porque cada torneo en el que compitieron se vio empañado por su participación. En efecto, todo el torneo se convirtió en una farsa.
Cada evento de bridge se lleva a cabo con un conjunto de normas que son prácticamente universales. Hay pequeñas variaciones de un evento a otro, pero la única constante es la existencia de ciertas condiciones de igualdad que exigen que todos los acuerdos de pareja sean divulgados. La comunidad del bridge acepta esta excepcionalmente poderosa expectativa como algo dado, y por lo tanto es vulnerable a los estafadores que rara vez aparecen en escena. No es de extrañar que cuando una pareja o equipo que ha creado acuerdos secretos con la intención de engañar a sus oponentes queda expuesta al mundo, la protesta pública ni de cerca iguale la profundidad de la indignación moral que realmente se siente.
Los involuntarios compañeros de equipo de los villanos sufren las mayores indignidades, pues a pesar de su inocencia, no pueden dejar de ser salpicados por el alquitrán que se vierte sobre sus compatriotas. Mientras que ellos mismos están libres de toda culpa, deben soportar el intenso escrutinio que viene con la investigación del elemento criminal del equipo. Algunas voces desafiarán su ignorancia, no pudiendo creer que no tenían ni idea de que algo malo estaba ocurriendo. Otros insultaran su inteligencia. En cualquier caso, aun cuando el ruido se apague, los malos sentimientos permanecen.
Esto no empieza a abordar el monto total de lo que el reino ha perdido. Algunos equipos entrenan por años para tener una única oportunidad en un campeonato importante. Además del tiempo invertido en la mesa perfeccionando sus habilidades, el viaje, el alojamiento, las tasas de entrada y el tiempo lejos de sus seres queridos; todo esto está incluido en la inversión hecha. Cuando se multiplica por el número de participantes que compiten en estas oportunidades, el costo es de millones; pero la muerte del sueño es incalculable.
Los organizadores también sufren. Ellos se encargan de las bases para proveer concursos justos y equilibrados, y tienen que rendir cuentas a sus miembros por la falta de protección de estos intereses. La dificultad de producir un caso irrefutable es subestimada en su mayor parte, todo se hace aún más difícil por la falta de comunicación entre las diversas organizaciones nacionales, zonales y mundiales de bridge. También es importante que los jugadores inocentes no sean atacados con una falsa acusación que puede arruinar una reputación y un medio de vida para siempre. El trabajo de vigilar el juego no es envidiable.
Tal vez deba ser evaluada una multa , una que financie la seguridad que por desgracia tiene que existir con el fin de mantener un ambiente de juego limpio. Si no es una multa, entonces alguien podría presentar una demanda en contra de aquellos que le han costado tan caro a la comunidad de atletas del bridge. La exclusión de esta sociedad muy unida y de necesaria confianza es una recompensa adecuada por los daños causados a sus víctimas.
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