Ya en la mitad del siglo pasado, en Estados Unidos, era común que los trabajadores vivieran lejos de las grandes ciudades y viajaran en tren a la ciudad para trabajar durante el día para volver a sus hogares nuevamente en tren.
La duración del viaje de ida o de vuelta en promedio no bajaba de 1 hora. Como en esa época el bridge era un furor, los que gerenciaban las lineas de trenes rápidamente comprendieron que habilitar vagones donde se pudiera jugar al bridge durante el viaje podía ser un éxito, en la foto vemos como la gente jugaba al bridge en esos vagones especiales desde Connecticut a New York.
El «Chicago Bridge» es una variación del rubber bridge para cuatro jugadores donde cada sesión son exactamente 4 manos. Chicago tiene fama de haber sido ideado por un grupo de pasajeros que jugaban al bridge durante sus viajes en tren, en el que el tiempo disponible para el juego esta limitado por la duración del viaje.
Muchas veces los jugadores se negaban a bajar cuando el tren llegaba a la estación final porque aun no habían terminado de jugar la partida. Otras el guarda los echaba porque el tren debía dejar libre la terminal o partir de vuelta y ellos se quedaban jugando en el anden.
Pero el campeón de todos estos jugadores de bridge en el tren se llamo: Elmer Elkins que vivia en Westport, Conn y por 25 años viajo 5 veces por semana a la Grand Central Station y después tomaba un taxi a su trabajo en Wall Street. Elmer y un grupo de otros 8 o 9 personas llegaban a la estación de Westport 20 minutos antes que llegara el tren y se ponían a jugar al bridge en la estación, cuando llegaba el tren tomaban 4 asientos juntos y seguían jugando. Cuando llegaban a New York, tomaban un taxi grande y seguían la partida.
Durante todo este tiempo Elmer no paraba de decirles a todos que lo único que anhelaba en la vida era jubilarse, contaba que había ahorrado lo suficiente y que quería dedicarse a la jardinería en su casa. Finalmente cumplió 62 años, se jubilo y se dedico a sus rosas, azaleas, etc. Pero después de unos pocos días comenzó a extrañar sus viajes en tren jugando a las cartas y cuando había pasado una semana ya no soportaba mas y aunque no tenia que ir a la ciudad se compro el ticket mensual para comenzar a hacer sus viajes diarios jugando al bridge.
Se pasaba el día en algún parque, o yendo al cine, tomando algo en alguna cafetería hasta que se hacían las 17:15 para volver a casa en tren, el era el primero en llegar así que el resto del grupo cuando llegaba a a estación ya encontraba todo listo como para empezar a jugar enseguida. Sin embargo todo este trajín se volvió tan honeroso que Elmer un día fue a su viejo trabajo y le rogó a su jefe que lo volviera a tomar. Su jefe le contesto que podía hacerlo pero solo a la mitad del salario que le pagaba antes, Elmer con ojos de gratitud acepto el trato.
Esta entrada también está disponible en: Inglés