Fuente: INFERENCES AT BRIDGE CAPITULO I INFERENCIAS GENERALES POR W. Dalton
Es un hecho bien conocido que un gran número de personas van por la vida con los ojos bien cerrados, o en todo caso vendados. Ellos ven y se dan cuenta de los acontecimientos ordinarios que se producen dentro del círculo de sus alrededores inmediatos, bajo sus narices por así decirlo, pero más allá de eso no pretenden mirar nada. Nunca intentan leer entre líneas, poner dos y dos juntos, y sacar conclusiones, correctas o no, de lo que ven y oyen.
Precisamente el mismo principio se aplica a la mesa de bridge. Hay muchos jugadores de bridge – todos los conocemos por sus scores -están al tanto de los principios y las convenciones generales del juego, juegan sus cartas de forma inteligente y bien, y se consideran a sí mismos, y son considerados, jugadores buenos, pero que nunca sueñan con elevarse a una altura más allá de eso, o de sacar, incluso la más simple inferencia a partir de lo que ven ocurrir durante el juego de una mano. De poder deducir que, en un contrato a NT, cuando él tiene el rey y otras dos cartas de un palo en el que el muerto tiene la dama, el valet, el diez junto con cinco o seis cartas en el palo, si el declarante no toca ese palo, el as de ese palo con certeza absoluta esta en la mano de su compañero, explicar esto…es hablar con él en un idioma que no entiende, sin embargo, esta es la más simple de todas las inferencias.
Hay muchas otras inferencias de la misma clase. Se presentan en casi todas las manos que se juegan, pero una gran mayoría de la gente, que juegan lo que ellos se complacen en llamar bridge inteligente, permiten que se les pasen totalmente por alto. Dichos jugadores simplemente no se dan cuenta de la inferencia obvia, o, si una idea de ese tipo les parpadea a través de su mente, no pueden hacer una nota mental en el mismo momento como para su uso posterior en la mano. En esto radica el único y gran secreto del éxito del jugador de primera clase, y es por esto que a veces anota mucho. No es jugando golpes o coups extraordinarios, o escapando hábilmente de posiciones difíciles, lo que hace que gane su ventaja.
Es por las inferencias, y en como las graba en su memoria, y en como actúa con la información así adquirida, así a veces parece que poseyeran un conocimiento casi intuitivo de cómo están colocadas las cartas. En realidad no es el uso de una intuición especial, es simplemente razonamiento junto con una observación cuidadosa de la caída de las cartas. Un día yo estaba sentado detrás de un amigo mío, y lo miraba jugar una mano. Él es un jugador de bridge muy entusiasta, que siente un gran respeto por sí mismo, así como por sus propios métodos. Todos estaban vulnerables. Su adversario de la derecha era el dador, pasó y termino como el declarante de un contrato a corazon. Esta era la mano de mi amigo y la del muerto:
Las primeras 3 bazas fueron: A, K y J, el declarante puso la Q, Norte el K y el declarante gano la baza con el A. El declarante continuó con el as de triunfo y un triunfo chico, mi amigo gano la baza con el K.
Ahora mi amigo tenia que jugar. Después de pensarlo un considerable rato jugó el 6, el declarante hizo la baza con el 9, destriunfo y continuo con el 10 y el 8, descartando los tréboles del muerto, haciendo 10 bazas. No dije una sola palabra, pero al finalizar la mano y cuando ya se conocían todas las cartas, el compañero de mi amigo le dijo: «Me pregunto porque no volviste un trebol para que yo pudiera jugar otro diamante para que fallaras con tu ultimo triunfo. Deberíamos haber hecho 4 bazas. «La respuesta de mi amigo, en un tono de sarcasmo fulminante, fue:» Yo habría hecho eso si tuviera la facultad de ver a través de la parte posterior de las cartas, pero por desgracia no la poseo. Si hubiera jugado un trebol y el declarante hubiera tenido el as, nunca hubiéramos hecho una baza en ese palo, y yo no tenía los medios posibles para saber dónde estaba el as. La salida a espadas era la mejor posibilidad de darte la mano «.
Ahora, ¿cómo podía el declarante tener el as de trebol? Ya había mostrado dos ases, el as de espada y el as de triunfo. Entonces, podía ser posible -o concebible-que siendo el dador hubiera pasado y no abierto con tres ases en la mano? Esta es una inferencia absolutamente sobresaliente y que uno habría esperado que fuera evidente, pero se perdió, y la perdió un jugador que mira siempre la caída de las cartas, y que puede en general contarle a uno cada carta que se ha jugado. Él sabía perfectamente que el declarante había jugado los dos ases, pero la facultad de poner dos y dos juntos y de deducir información útil de lo que había observado fue totalmente deficiente.
La más cierta de todas las inferencias en el bridge es cuando el dador, después de pasar, muestra dos ases en su propia mano, no puede tener un tercer as, y por lo tanto, el as o los ases faltantes están marcados con una certeza absoluta en la mano del compañero. Un vistazo a su propia mano y a las cartas expuestas en el muerto será generalmente suficiente para aclarar este punto.
En estos días a ningún jugador se le ocurriría pasar con tres ases, por débil que sea el resto de la mano, por lo tanto, usted tiene esta única certeza para comenzar a basar sus conclusiones, cuando el dador es una mano pasadora , él no puede tener tres ases. Tenga esto en mente, y haga una nota mental al respecto, y recuérdelo la próxima vez que su oponente pase. Probablemente no le será de ninguna ayuda en ese caso en particular, pero en todo caso, habrá comenzado a practicar la facultad de hacer inferencias, y tarde o temprano esa inferencia así de simple, esa pequeña inferencia obvia, le sera de gran utilidad, y va a ayudarlo materialmente a defender correctamente.
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