Este es un artículo sobre bridge publicado en la década de 1930, cuando el contract bridge era noticia de primera plana y las obras de Culbertson dominaban la lista de Bestsellers del New York Times, es una mirada divertida de ese nuevo animal extraño, el jugador de contract bridge. Fue publicado en 1932 en el San Francisco News Yearly Review.
El Adicto al Bridge por Harold T. Pendergast
Que nadie piense que la ciencia esta desconcertada por el contract bridge. El otro día, un conocido psiquiatra declaró que era inexacto llamar «locos» a los jugadores de bridge. «La locura es relativa», afirmó, «y hay cientos de personas que son más locos que los jugadores de bridge. Bueno por lo menos veinte.» La víctima del contract bridge continuó, se identifica fácilmente por estos síntomas bien claros:
- Casi inmediatamente después de la comida el paciente pierde interés en su entorno y se vuelve incapaz de realizar la tarea de rutina más simple. De ser detenido en esta etapa, se hunde en un estado de estupor del que solo se puede despertar por medio del ruido de las cartas.
- De no ser detenido, el paciente se va corriendo a una especie de Casa de Plagas, que algunos llaman «club», que sirve como centro de cuarentena (algo así como una colonia de leprosos). La mayoría de los pacientes muestran una gran animación en esta etapa y parecen estar en plena posesión de sus facultades.
- En casa-plaga, el grupo de adictos se dividen a si mismos en mesas pequeñas y cada cinco o diez minutos gritan histéricamente. Esto es menos peligroso de lo que parece.
- Al salir, dos horas más tarde, de la casa-plaga, para ir a cenar, el paciente comienza un monólogo en un lenguaje que se asemeja mucho al ingles. En los casos avanzados, esto persiste a través de las primeras horas de sueño del paciente.
- Durante la mayor parte de su sueño, el paciente parece bastante normal, excepto por una contracción intermitente.
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