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Desarrollando una Estrategia Optima por Jean Besse

Un experto de bridge, una vez escribió: ¿Se acuerda de cuando solía salir de la Dama del doubleton QJ de triunfo? Y después usted creció, empezó a ser un poco más sutil, y comenzó a salir del Jack. Y luego un declarante aún más sutil se dio cuenta de que el Jack era probablemente de QJ doubleton. Hasta que por fin UD comenzó a tirar una moneda para elegir de cual de esas cartas salir.

Por supuesto, este es el primer paso hacia una «estrategia mixta.» Vayamos, sin embargo, un poco más adelante con este mismo ejemplo. Considere el caso en que se tiene la dama o el valet, singleton de triunfo. ¿Sería una buena carta de salida? Obviamente, una salida de este tipo sería pobre, por que con frecuencia le da al declarante una baza adicional, como en los siguientes ejemplos:

 10 x x x
 Q  A x x
 K J x x x

Or

 Q 9 x
 J  K 10 x
 A 8 7 x x

etc., etc.

Por lo tanto, cuando usted sale de la Q o J singleton, el declarante podria razonablemente inferir que UD también tiene otro honor. Por otro lado, el declarante, si se lo deja a solas manejar la siguiente distribución:

 x x x x
 Q J  x x
 A K 10 9 x

hará (y debe) hacer una segunda vuelta de finesse, después de haber caído un honor en la primera ronda! Por lo tanto, el intento de engañar al declarante resulta al final decirle la verdad, mientras que de lo contrario, muy probablemente habría tomado la decisión equivocada. La conclusión es que si sale del singleton Q o J es demasiado probable que pierda una baza, y si sale de QJ doubleton también es un error.

Hay más de lo que parece en este ejemplo. En la mayoría de las situaciones la mejor política es no pretender engañar al oponente, sino decirle lo menos posible.

Considere esta posición común:

 K J x
 Q 10 x  x x x
 A 9 x x

el declarante, sale pequeño de su mano, haciendo la finesse al Jack con éxito. Sigue jugando el el rey del muerto, Oeste debería dejar caer la dama. Esta es una vieja historia. La intención que subyace a esta jugada, sin embargo, escapa por lo general a la mayoría de los jugadores, que creen que están engañando al declarante, disfrutando de su 10 como una gran sorpresa cuando su oponente adivina mal. De hecho, la intención en jugar la dama no dice nada del 10. El declarante ya sabe la posición de la dama, mientras que él no sabe nada sobre el 10. Así, Oeste le dice acerca de lo que ya sabe. La dama no es una carta engañosa. Es la carta menos reveladora.

Ahora podemos discutir la estrategia de esta situación, descrita por Terence Reese:

A J 9 3
K Q 4 10 8 2
7 6 5

El declarante juega el 5, Oeste juega el 4 esperando que el declarante haga la finesse con el 9. Pero el declarante, dice Terence Reese, puede hacer una «inferencia inversa» que, de haber Oeste tenido K10x o Q10x, habría jugado el rey (o dama) con el fin de «engañar» al declarante o por lo menos para darle una opción y para generarle dificultades de entradas.

De ahí la no jugada de Oeste induce al declarante a jugar el Jack del muerto. Pero debe Oeste utilizar esta táctica?…se pregunta Terence.

¡Por supuesto que no! Por el principio de la jugada menos reveladora, Oeste siempre debe jugar su carta mas alta, si tiene K10x o Q10x o KQx.

O siempre puede jugar bajo. (Esta estrategia, aunque es más débil en lo que respecta a la destrucción de entradas, es igual de buena respecto al principio de lo «menos revelador»).

Una vez que el declarante se encuentra con un defensor que se comporta de acuerdo con este principio, su mejor estrategia es simplemente seguir la mayor probabilidad a priori, que es colocar a Oeste con K10x o Q10x en lugar de KQx. Así, el defensor reduce al declarante a sus chances a priori, y, obviamente, esto es lo mejor que puede hacer en el largo plazo.

 

Esta entrada también está disponible en: Inglés

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