Gadsden Times – 15 Oct 1963
Digamos que usted es el declarante de 6 y Oeste sale del diez de corazones. No se puede decir en este momento si usted va a cumplir el slam o no, ya que el resultado depende de cómo se dividen las cartas de los oponentes, pero usted se dice a sí mismo que las posibilidades se ven muy bien.
En primer lugar, existe la posibilidad de que cuando usted juegue la J en el 10, fuerce el as. Oeste puede haber salido del 10 con: Q-10-9-8.
En segundo lugar, es posible que los tréboles estén divididos 3-3, en cuyo caso una perdedora de diamante del muerto con el tiempo puede ser descartada en el 13 avo trebol para hacer el slam.
En tercer lugar, si estas dos posibilidades fallan, puede recurrir a la finesse de diamantes, y, si funciona, usted perdería solamente un diamante en lugar de dos, y por lo tanto hace el slam.
Todas estas son buenas posibilidades, pero, si se detiene allí, no ha completado el trabajo. Hay una cuarta posibilidad que no es tan evidente, pero que podría ser eficaz incluso si Este tiene el AQ y los tréboles no están 3-3, y Oeste tiene el rey de diamantes.
Esta cuarta posibilidad podría muy bien salvar el día si todo lo demás ha fallado. En consecuencia, usted juega el J en la baza uno y falla la Q de Este. Después de dar dos vueltas de triunfo, usted cobra el AKQ en ese orden, así aprende que los tréboles están 4-2. Ahora usted hace uso de su arma secreta al jugar el K del muerto. Este está obligado a cubrir con el as, que usted falla. Luego usted falla un trebol en el muerto y juega el 7. Cuando Este sigue bajo, el contrato está en la bolsa. Usted descarta un diamante y Oeste se ve obligado a ganar y volver un diamante o bien darle un fallo y descarte.
La cuarta posibilidad era que la salida de Oeste fuera de 10-9-8. Esta posibilidad muy sustancial no debería ser despreciada.