The Pittsburgh Press – Oct 4, 1945 por Ruth Millett
Se ha sabido que los maridos de las mujeres que juegan al bridge fueron rechazados para trabajar en la bomba atómica.
¿Por qué?
Porque, según el Dr. Joseph C. Morris, de la Universidad de Duane, quien ayudó en la contratación de trabajadores en el proyecto de la Bomba Atómica, se temía que la esposa jugadora de bridge conociera secretos sobre el trabajo de su marido y sin querer dejara deslizar alguno de ellos durante el juego.
Los seleccionadores previeron esta amenaza potencial para el secreto militar. Ellos reconocieron que era común que asuntos privados que debían permanecer privados salían a la luz en la mesa de bridge, cuando las mujeres comenzaban a tratar de superarse unas a las otras para demostrar cuánto sabían sobre lo que los demás no sabían.
La competencia por el centro de la escena, en una reunión estrictamente femenina, les hace algo a las mujeres…les hace decir cosas sobre las que ellas saben que no tienen que hablar.
Para los seleccionadores no era difícil imaginar que la esposa de un trabajador de la bomba atómica -forzada a escuchar durante un juego de bridge después de otro, a otras mujeres jactarse de sus maridos en el extranjero-pudiera debilitarse un día y decir desafiante. «Bueno. George no usa uniforme, pero…» Y luego comenzar a impresionar a las otras mujeres con la importancia del trabajo civil de George.